martes, 14 de enero de 2014

¿Cómo es la luna por dentro?



Sabemos cómo se ve la Luna por fuera desde la Tierra, y hemos visto numerosas fotografías de su superficie, pero ¿cómo es el interior de la Luna? Si seguimos la Teoría del Gran Impacto, la Luna se formó de los trozos desprendidos por el golpe de un objeto enorme contra la Tierra. De esta manera podemos saber aproximadamente cómo se formó, y cómo debería ser por dentro.
Las pruebas más cercanas que tenemos son las muestras que el Apollo tomó en su viaje a la Luna, y los meteoritos lunares que han caído en la Tierra. Si las tomamos como base, podemos saber que la Luna está formada en su mayoría por rocas de 4,5 billones de años, rocas magmáticas, creadas a partir de volcanes que hicieron erupción hace 3,85 billones de años, rocas basálticas y brechas, rocas que se formaron por el impacto de asteroides y meteoritos.

El interior de la Luna
El interior de la Luna está formado por un núcleo de hierro, seguido por un manto semi sólido, un manto rígido y la corteza dura en el exterior. Si comparamos el interior de la Luna con el de la Tierra, podemos ver que es mucho más frío. Como es mucho más pequeña, pierde el calor fácilmente en el espacio.
Solamente el manto semi sólido puede fluir, debido a que las capas más cercanas a la superficie son demasiado duras como para moverse. El núcleo está formado por hierro y compone solamente de 2 a 4 % de la masa total de la Luna. A diferencia del de la Tierra, no crea un campo magnético muy grande. Si quisiéramos usar una brújula no podríamos, porque no hay suficiente magnetismo.


Últimos estudios de la superficie lunar

La última información recibida por los sismógrafos que dejó el Apollo en la Luna llegó en 1977. A través de los movimientos en las rocas, como los de los terremotos, podría estudiarse su composición. Lo que descubrieron fue que estos movimientos fracturaron las capas entre el núcleo y la corteza.
Una de las preguntas recurrentes tiene que ver con los mares de basalto que hicieron erupción. La Luna se solidificó mucho antes de estas erupciones. La posible respuesta es debido al calentamiento de elementos como el uranio y el Torio, en un proceso conocido como vuelco del manto. Esto ocurrió porque las capas más altas de la Luna tenían minerales densos, pero las capas por debajo eran menos densas, lo que llevó a la inestabilidad gravitacional. Las capas más altas se hundieron para corregir este problema, haciendo que estuvieran más cerca de la superficie y se derritieran por la presión.
Todavía queda un gran camino por recorrer cuando se trata de estudiar la Luna. No es fácil conseguir muestras o estudiarla detenidamente, pero gran parte de su historia puede ser útil para entender mejor a la Tierra. Mientras la Tierra ha sido altamente modificada, la Luna permanece igual en el correr de los años, y puede darnos pistas sobre su formación interna, y la formación de otros planetas.



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